viernes, marzo 28, 2008

Pequeñas venganzas

La última guardia que hice (y penúltima que haré, por ahora) comenzó francamente mal. Conforme llegaba en mi coche, apareció una ambulancia delante de mí. Pese a que puse toda mi fuerza de voluntad en que siguiese recto en la rotonda, giró hacia mi servicio de urgencias, parando en la misma puerta para descargar un enfermo inevitablemente.
Así comenzó, a las 20:50h. Hasta las 23:45h no paré quieto. Fue una típica guardia en un centro de urgencias de una clínica privada. Privada, como la de House, pero sin House, aunque con el mismo tipo de pacientes. No los casos raros, sino los que atiende en las excepcionales ocasiones en que baja a urgencias. Los que veáis la serie lo habréis entendido. Los que no, fijaos bien. Son un tipo de paciente malacostumbrado a echar mano de un servicio de urgencias por no "tener tiempo para ir al médico" o "por no querer dejarlo pasar más tiempo" o "porque para eso pago mi seguro de salud", sin más. Muchas veces te sientes humillado, y más que pacientes ves clientes, por aquello de que "el cliente siempre tiene la razón".
En esas ocasiones te acuerdas de House y te gustaría tener la misma labia, mala leche y falta de escrúpulos, para poder "vengarte" de esas afrentas.

Y de vez en cuando, te cobras esas venganzas...

Caso 1: "Mi hija se cayó hace 10 días".

Pues eso mismo me dijeron cuando me pasaron la ficha. Que una madre traía a su hija de 1 año porque hacía 10 días que se había caído. Primer cabreo. En fin, te dices, que le vas a hacer, que la pasen a la consulta de trauma. Cuando le pregunté a la madre, me explicó que, en efecto, se había caído hacía 10 días. Pero que se habían ido de viaje y durante estos 10 días se había continuado quejando. Y ahora acababan de llegar de viaje y la traía para que la viésemos, que si no, no se quedaba tranquila. Segundo cabreo: "¿y estos 10 días del viaje sí estabas tranquila?" (Se merecía que le contestase esto, pero me mordí la lengua). Le dije que le haríamos una radiografía a ver.
Y la radiografía mostraba una bonita fractura en tallo verde en la muñeca. Tercer cabreo y venganza: "Su hija lleva diez días con la muñeca rota. Le tenemos que poner una escayola". Tal cual y tan seco como suena se lo solté. Fui a por el enfermero para ponerle la férula, y a mi vuelta, la encontré llorosa. Venganza consumada: lo pagarás con tu sentimiento de culpabilidad, sintiéndote la peor madre del mundo.
Una vez consumada la venganza, porque yo no soy House, saqué el guante de terciopelo y la calmé explicándole que en los niños estas fracturas son muy leves y quedan muy bien, que no se preocupase porque ni se iba a notar en unas semanas. Lección aprendida por parte de la (¿irresponsable?) madre.

Caso 2: "Son las 2:30 de la noche y me duele la garganta"

Hacía apenas 45 minutos que me había ido a dormir. Y me llaman para ver a un chico joven que venía porque le duele la garganta.
-¿Desde cuándo?- Fue mi primera pregunta (esto es de manual).
-Desde hace 3 días.
-¿Estás tomando algo que te haya recetado algún médico?
-Sí, un antiinflamatorio que me mandó un médico en Francia. Es que estaba de viaje y acabamos de volver, y como me sigue doliendo me he venido a que me mandéis algo.
(Te mandaba a tomar por donde amargan los pepinos) Mi House interno seguía pidiendo guerra. Pero lo refrené.
-Vamos a ver esa garganta: Uf, sí, está inflamada y con pus. Necesitas antibiótico.
-Claro.
-Muy bien, pues si no eres alérgico a nada, vas a tomar Amoxicilina-Clavulánico, una cada 8 horas durante 8 días.
-¿No me pinchan el antibiótico? Es que otras veces me lo han pinchado y me ha ido muy bien.
-Pues es que ese antibiótico en URGENCIAS (remarcado oralmente) no lo tenemos. Si quieres te podemos pinchar algo para bajar la inflamación y el dolor.
-Ah, pues sí , mejor.

Y aquí entra mi pequeña venganza. Que en el fondo no es una venganza. Me explico. Le pedí al enfermero que le pinchase algo que duele como el demonio, pero que es lo que mejor va, porque baja la inflamación muy rápido.

Una vez dado de alta, salgo de la consulta y observo el pasillo de la salida de urgencias. Al cabo, aparece mi paciente, cojeando. Sí, venganza consumada.