Creo que nunca antes había puesto la crónica de un partido desde mi punto de vista. Quizás os pueda resultar interesante antes de leerlo y sorprendente después, quién sabe. Pero lo que es seguro es que es novedad en este blog. Espero que os guste.
Del viaje de ida poco os puedo contar. Fue en avion, fue tranquilo, fue corto. Llegamos, entrenamos (el campo estaba casi casi encharcado, acabé con las botas mojadas y los dedos de los pies casi anestesiados) y para el hotel. Duchita y a comer, previa charla con el Maitre del hotel para despejar dudas y dar un par de indicaciones. Siesta hasta las 17h, que habíamos citado a un par de jugadores para que el fisio les tratase antes de salir al paso obligatorio.
A las 18h, salimos a dar un paseo, con el fresquete que hacía (con el anorak del club era suficiente para solucionar este tema). Vitoria me gustó, lo poco que vi, puesto que el paseo fue llegar a la plaza de la Virgen Blanca y volver, total media hora de paseo.
El resto de la tarde y hasta la hora de la cena, más gente citada para curas, tratamientos, en los que el fisio trabajó mucho más que yo. Cenita, charla en la sobremesa y a la habitación de nuevo. Charla con el fisio, a las 22:15h ronda por las habitaciones para ver cómo está la tropa, por si alguien quiere tomar algún antiinflamatorio, y de nuevo a la habitación. Hacemos un intento de ver una peli ("El ultimo gran mago") que termina con el fisio sobado en una posición inverosímil y conmigo dando cabezadas antes de que llevara una hora transcurrida. Así que luces fuera y buenas noches.
Llega el día del partido. La gente se ve tranquila en el desayuno, que es temprano. Me toca vigilar lo que cogen del buffet, puesto que no se ha hecho como otras veces, que nos sirven en sala aparte, sino que es en el buffet del hotel. Demasiadas tentaciones para los golosos impenitentes que son la mayoria de los futbolistas. Pero todo se salda sin problemas.
De nuevo a la habitación, puesto que el día no invita a pasear ( y pese a ello, el fisio saldría a darse un paseo tras la comida). Vemos una peli (la veo yo, el fisio de nuevo cae en los brazos de Morfeo, no el de Matrix, otro, el que duerme a la gente). En este caso me gusta y la veo entera ("Escondidos en Brujas").
Llega la comida, la tensión ya comienza a aparecer muy sutilmente pero aún la calma reina en el grupo. Un café para la sobremesa, charla cortita en ambiente jovial con el cuerpo técnico y de nuevo a la habitación. Siesta, recoger los bártulos y comienza el prepartido. Recogemos el termo de café (un clásico del mundo del fútbol) y un par de bolsas de hielo, para que el Masa (ese utillero que quizás conozcáis de anteriores posts) no grite y por si acaso nos hace falta en el estadio. Montamos en el bus, y en menos de diez minutos hemos llegado al estadio. Mendizorroza es un estadio muy bonito, coqueto, como es Vitoria. Pero tenemos poco tiempo para apreciarlo. Enseguida llegamos al vestuario y empieza el baile. El fisio se viste "de romano" y se pone a calentar a la gente en la camilla. Yo empiezo a preparar los antiinflamatorios para los que los suelen pedir. Me visto "de romano" y empiezo a buscar a los que se vendan, para no tener que ir luego con prisas. Empiezo con los tobillos de los titulares, sigo con los tobillos de los suplentes. No hay dos vendajes iguales. Cada uno suele tener sus manías o preferencias, en cuanto al material, en cuanto a lo largo del vendaje, a la presión, la protección. Los 40 minutos que hemos tenido hasta que saltan al campo a calentar han volado. Quedamos el míster, el fisio y yo en el vestuario. La conversación con el míster es en clave de "La suerte está echada". Yo intento darle confianza, transmitirle calma, pero eso es muy difícil y la procesión va por dentro. Vuelven de calentar, últimos preparativos. Grito de guerra muy sentido y al campo.
Por primera vez aprecio Mendizorroza desde dentro. Y en efecto, campo coqueto, cerrado, muy inglés. Media entrada, calculo, los dos equipos no están para tirar cohetes. Nos apretujamos en el banquillo, cabemos justitos. Dejamos el botiquín delante, junto con los bidones de agua, y las botellas de agua y bebida isotónica. Llega el entrenador local y saluda al míster. Llegan los fotógrafos, hacen fotos a mi derecha, donde está el míster. Veo que un fotógrafo echa una foto en mi dirección. Y luego otro. Y luego otro más. Y otro. Me empiezo a extrañar. Hasta que llega otro fotógrafo, me encuadra, pero algo de mi expresión le debe hacer dudar, puesto que me mira por encima de la cámara y me pregunta "¿El míster?". Ahora lo entiendo... me han confundido con el entrenador!!! Le digo que no, que es el calvo de la punta derecha del banquillo. Nos reimos un buen rato con el tema.
Empieza el partido. Como si fuera un cliché de novela barata, los primeros instantes son de tanteo, pero el equipo parece bien plantado, aunque con pequeños desajustes que poco a poco se van solucionando. No nos crean peligro, la posesión está repartida. Comenzamos a dar sensación de peligro... y en una genialidad de uno de los delanteros, llega el primer gol. Apenas lo puedo ver, me tapa el entrenador y luego cuando la jugada está a punto de acabar, el segundo, el preparador físico y el delegado. Gritan gol y deduzco que así ha sido, así que lo celebramos con cautela, que estamos fuera de casa. Es una sensación extraña marcar un gol fuera de casa, porque esos goles suelen ser silenciosos, nadie lo celebra salvo el valiente aficionado que teníamos detrás del banquillo.
A punto de terminar la primera parte, un jugador cae lesionado y tenemos que salir a valorarle (no podemos atenderle dentro del campo, solo valorarle). Me da un susto de muerte cuando me dice que es la rodilla, que se le ha quedado enganchada. Queda poco para acabar, así que ni me planteo si se pide cambio o no. Le echamos un poco de spray de frío y enseguida pide entrar de nuevo al campo, con lo que el público le abuchea (una vez más la comparación con el fútbol inglés).
En el descanso, se renuevan los votos de confianza y ánimo por parte de todos. Nuevo grito de guerra, aún más vehemente que el anterior. La gente sale con un ánimo excepcional al campo de nuevo.
Empieza la segunda parte, y la tónica sigue siendo la misma. Seguridad detrás, con mucho orden, y creando peligro arriba. El partido se va poniendo franco para llevarnos los tres puntos. Ellos siguen sin llegar con peligro a nuestro área. Los cambios dan resultado y llega el segundo gol, en acción individual del delantero que acababa de entrar. Ahora la cosa parece más clara, pero somos el Elche y todo puede pasar. El banquillo sigue nervioso. No nos fiamos.
Nos toca volver a salir a atender a un jugador. Esta vez es un veterano, de los que se las saben todas, así que no salimos con demasiada prisa. Se queja de donde siempre se queja en estos casos, así que pienso que es para parar un poco el partido. El capitán llega y nos dice que lo saquemos rápidamente fuera, que nosotros no perdemos tiempo. Y en cuanto sale fuera, se sube la calza y comienza a caminar lentamente para volver a pedir el ingreso en el campo desde la banda contraria al banquillo, lo cual de nuevo encrespa a la afición local. El regreso al banquillo por nuestra parte va acompañado de abucheos e insultos por parte de la afición alavesista. Lo entiendo, pero a la vez no entiendo... somos el médico y el fisio, tenemos que salir sí o sí. Y ni siquiera jugamos ni pegamos patadas. En fin...
Cuando el partido está a punto de terminar, tercer gol por parte de un jugador que quizás había marcado por última vez en juveniles. Ya cerramos el partido, que al cabo de pocos minutos acaba. Alegría sin límite en el vestuario, y emprendemos el viaje de vuelta, que esta vez es en bus.
Pero que sin duda se hará más llevadero que otras veces que habíamos perdido.
martes, noviembre 04, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
Gracias por la crónica Deivid, da gusto leer sobre los entresijos del club, todo aquello que desconocemos, el trabajo sucio antes de un partido.
Por cierto, tienes un enlace en mi blog, espero que hagas lo mismo ;-)
Hola! Gracias por tu mensaje. Ahora mismo me pongo a enlazarte. Saludos!
Grande Doc,gracias por "enseñarnos" los momentos previos a un partido del Club de nuestros amores :)
Gracias, Reuven! Atentos a la web del club a los más deportistas, que pronto tendréis buena información a vuestro alcance. ;)
Siempre es un placer leerte! Todos los findes estoy pendiente de los resultados, ha sido un puntazo ese 0-3 y otro poder leer la medicrónica!
Avisa si te desplazas a Valencia.
Hola, Perry, gracias! A ver el Levante seguro que voy, creo que me toca grada y no banquillo, pero pensaba hacer fin de semana allí.
Mmmm,estaremos atentos,ya me has dejado con la intriga...:)
Hay gente que piensa que sólo curramos en el partido para atender a algún jugador, y para nosotros esos los momentos de "tranquilidad relativa".
Muy bueno tete, me ha gustado
Gracias, tete! Haremos alguna más, con tan buena acogida como ha tenido esta...!!
Publicar un comentario