sábado, diciembre 24, 2005

Cuatro putas y un funeral


A veces para volver a casa la maettra y yo pasamos por el camino de al lado del conservatorio. Por la noche el camino es mucho más entretenido, porque hay mujeres en el arcén vendiendo su cuerpo. Queda un poco frívolo, lo sé. Pero como total... nos reímos de todo empezando por nosotros mismos...

Lo primero que hicimos fue establecer una clasificación (como con todo). La primera zona, más cercana a la Avenida, es la zona de "las Marus", ya que se trata de mujeres de edad media/avanzada, que entretienen la espera haciendo calceta.

La siguiente zona es la de "las Maris", puesto que son más jovencillas. Éstas deben de tener un proxeneta con aspiraciones en marketing. Van uniformadas, llevan las mismas botas altas, el mismo short y el mismo top.

Ya cerca del puente, encontramos la zona de "los Manolos". Éstas/os son los que más carne enseñan. Suelen ir con las tetas al aire (generalmente una mirando a Cuenca y la otra a Teruel)... y a menudo sin afeitar...

Pero lo que realmente inspiró el post (aparte de la maettra, que hoy me ha dicho que lo pusiera y yo soy un marido obediente) ha sido que hoy hemos visto un coche parado en el arcen de la zona de las maris. Eran las 4:45 de la tarde... un poco a deshoras, pensareis. Pero lo que nos ha llamado la atención es que era ¡un coche fúnebre! Si es que la gente es morbosa o está muy enferma o no sabe que ése no es el mejor momento...

Ah! Y que una noche, de madrugada (las 2) nos encontramos a un conocido político ilicitano parado en el semáforo en su coche de lujo, hablando con una de estas chicas... ¿campaña? ¿la intentaba convencer de que dejase esa vida? ¿O mejor pensamos mal, que es más divertido?

viernes, diciembre 23, 2005

La noche de los electrones vivientes


¡¡AVISO!!
Por deferencia hacia los lectores más impresionables, no se usaron comentarios clínicos ni descripciones gráficas de las patologías más asquerosas.
Tampoco se maltrató ningún animal a la hora de redactar este artículo.

Aclarado el tema... al tema!!



Vaya nochecita más curiosa. Llego a Santa Pola con la noticia de que hay fiesta estudiantil "Fin de exámenes del insti". Jo, que guay. Que ilu. Noche de agresiones entre mañacos, de menores borrachos, de llamar a sus padres y darles un susto...

Pero no. Ha resultado una noche de lo más tranquila. Ni siquiera me han llamado en mi turno y he dormido casi 6 horas de tirón. Pero qué guardia más rara...
Empezó más o menos movida. Tres o cuatro seguidos para cada uno de los dos médicos que éramos. Anginas, dolor de barriga, mareo, vértigo... hasta aquí todo normal.
Primera de la noche: llamada telefónica, para consultarle al doctor (en ese caso, yo mismo). Una señora verborreica que en resumen (que, si no, lleno media internet) lo que me decía es que se notaba como unas sacudidas por todo el cuerpo y que le daban mucho susto cuando le daban. Claro, yo ahí ni repajolera idea de lo que le podía estar pasando a la muier. Pero oyendo su discurso, tenía la sospecha de que muy bien no estaba (de la cabeza). Le voy preguntando, lo típico, que desde cuando le pasa (huuuuuuuuuuuuy... desde hase meses) y que a qué cree que se debe (yo creo que es por el medicamento de los nervios). Y ya hemos llegado donde íbamos, pienso yo. Aunque sospecho que la mujer quiere que le justifique que no se tome "el medicamento de los nervios", le sigo preguntando. Que desde cuando se toma el medicamento de los nervios. (Pos nene, desde el lunes). Claro, a mí tampoco me cuadra.
A todo esto, que llega mi compañero, que tiene plaza fija en ese centro. Más o menos le cuento de lo que va el tema, (a él y a la señora a la vez). Me dice que le diga que sí a todo, que es de su consulta y que no está bien. (Estoy hecho un hacha). Total, que complazco a la señora dandole permiso para dejarse la pastilla de los nervios y volver a su pastilla de toda la vida de los nervios... que es lo mismo que mi compañero le había dicho esa tarde en consulta.

Segunda llamada de la noche... una señora que estaba preocupada porque un medicamento nuevo que le habían recetado esa tarde la hacía ver doble, tener la boca seca, mareo... le pido el nombre del medicamento, y es un tranquilizante que en efecto tiene esos efectos secundarios. Y la peculiaridad de que se usa para ayudar a dormir, por todo esto. Te lo tomas, y te acuestas. Así si ves doble ni te enteras porque está todo oscuro. Pero la mujer se lo había tomado a las 5 de la tarde. Y claro, me contaba que veía doble, que iba mareada, de lado a lado de la calle. Lo que la mujer tenía era un globo de los reglamentarios!!
Y aun me dice la pobre que había leído en el prospecto que era HIPNÓTICO!!! Que cómo le daban un hipnótico!! (Aclaración: en farmacología hipnótico quiere decir que da sueño). Le pregunto que para qué era el medicamento. Y me responde: "Para dormir".
Que médico más malo... mira que dar un hipnótico a una mujer con problemas de sueño...

Aparición estelar de un individuo joven al que un coche deja en la misma puerta (eso lo suelen hacer cuando traen a alguien muy malito, así que nos alertamos un poco). Entra cojeando ligeramente. La celadora lo atiende:

-¿Qué le pasa?
-Pues mire, que he tenido un percance, y me he hecho un esguince grado II
(Huy, huy, huy... un listillo...) pero ya me lo he tratado yo, mi madre me ha puesto una venda. (definitivamente aquí perdió sus opciones).
-Entonces, ¿quiere que le atienda el médico?
-No, no, era para ver si me podían dejar unas muletas.
(Aissss.... que mala suerte, campeón, acabamos de dar las últimas... ^-^)
-Pues no, pero llame a la farmacia de guardia a ver si allí hay suerte.

Como decía Manolete: hay gente pa tó.

Tercera llamada de la noche: un chaval que está muy nervioso y asustado, la celadora lo intenta calmar. Pero acaba pasandonos el teléfono. El chico muy asustado nos cuenta que se ha despertado mareado y se ha dado cuenta que se había dejado la estufa encendida, y que estaba un poco mareado. Le decimos que abra todas las ventanas y que salga de la casa, que le mandamos una ambulancia para traerle al centro y administrarle oxígeno. Nos añade que ha tomado algo para dormir (algo muy flojo) y que está un poco mareado. Le decimos que se tranquilice, que no pasa nada.

Finalmente llega el individuo en cuestión traído por las chicas de la cruz roja (abandonad todo pensamiento lascivo, descerebrados!!).
Le tumbo en la camilla y le voy preguntando... hasta que me confiesa que la estufa (que yo siempre pensé que cuando se dice estufa queda sobreentendido que es DE GAS )... era ELÉCTRICA!! Así que le dije a la celadora que llamase a un taxi, que la intoxicación por electrones no era grave y el sujeto sobreviviría.

Y por último, justo antes de irme a dormir... vemos llegar un coche patrulla de Playmobil. Se baja el poli1, se baja el poli2, abren la puerta de atrás, baja un detenido-esposado... y sale corriendo!! (Todo esto presenciado desde dentro del centro de salud, a través de un ventanal). Los polis salen corriendo detrás, y al minuto ya están de vuelta, con el detenido adosado al poli1 con una media llave Allen (o como se llame la llave esa de lucha libre que le agarran por un brazo y la nuca). El detenido bramando como un toro... y el poli1 con una cara de mala leche que te cagas (confieso... a mí se me escapó un peico y todo).
Total, que lo entran y dicen que le hagamos el parte de lesiones para el juzgado y punto. Aquel sin parar de decir tonterías, insultar, amenazar. Pero a ratos, se echaba a gimotear diciendo "Que yo no tengo a nadie a quien le importe... ni una hermanica ni na... no tengo nadie que se preocupe por mi...". Para acto seguido amenazarle al médico, al enfermero, a la celadora...

Acabamos pinchándole un tranquilizante de esos para caballos en el muslo, dada la poca accesibilidad del trasero del detenido.

Y ahí ya me fui a dormir... como que ya tenía bastante.

Bueno, para acabar, antes de irme del centro de salud, me saco un café de la máquina (por la pura necesidad de cafeína, el sabor es lo de menos). Esa máquina es tremenda... acepta todas las monedas. Así que generalmente la usamos para descargar la chatarra. Pero hoy llevaba una moneda de Euro, y es lo que he usado. Pues bien... me ha devuelto los 70 centimos de vueltas en moneditas de 10c, 5c y 2c...

Eso es lo que llamo yo una venganza en toda regla...

viernes, diciembre 16, 2005

Buscando buscando triunfé patinando


La negramurguera, cuya pagina visito asiduamente, a menudo comenta cómo llega la gente a su página, mediante el uso de buscadores. En la web que lleva las estadísticas pone la palabra o cadena de palabras que la gente utilizó para dar con tu web. Y de verdad que es sorprendente.
Yo de momento no tengo demasiadas visitas. Pero ya da para sorprenderse. Por ejemplo, hay quien me ha enlazado desde una pagina que enseña japonés (o eso pone en mi ecoestadística). Y recibo un par de visitas a la semana de EEUU (???). En otra ocasion me encontraron buscando en Google "Tabix". Aun no sé qué es "Tabix".

Pero, lo mejor es que hay una web que recoge este tipo de cosas. Vamos, que recoge palabras o cadenas de palabras que la gente usa en Google. Gente con blogs, o webs, que se sorprenden ante la cadena que usó alguien para dar con ellos. Y de verdad que alucinas con lo que la gente busca:

El mejor ejemplo...

"En Microsiervos publicaron un tragicómico post sobre este tema, a raíz de que encontraron en sus logs a un usuario que había llegado tras buscar esto en Google: “dios mio que va a ser de mi que me toque una primitiva de varios millones de euros gracias”"

En fin... la web no tiene desperdicio y se puede participar: QUE BUSCAS QUÉ!

Hay gente pa tó

Visitando paginas webs de frikis, la maettra me ha enviado esto. En la pagina lo catalogan como "Sacapuntas para oftalmologos". Yo añadiría "...y para sádicos". Seguro que le encanta al primopolítico.
No tiene desperdicio la web, por cierto. Echadle un vistazo: No puedo creer que lo hayan inventado

Las vacaciones se acaban...

Por 4 días. (ñej ñej ñej)

miércoles, diciembre 14, 2005

Vuelve a la casilla de Salida, sin cobrar


Hoy estaba de paseo por la ciudad. Estoy de vacaciones, puedo hacerlo si quiero, ¿que pasa?
Y mi paseo me llevaba al estadio del Elche. (Por cierto, me he encontrado con el padre del primopolitico).
He estado viendo un rato el entrenamiento. Luego he hablado con el jefe de prensa para poder sacarme unas fotos con el polaco. Mas que nada por sus fans polacos, que lo pedian muy insistentemente en el Foro.

Mientras esperaba, me he encontrado con un paciente de la consulta. Le recordaba porque estuvo de baja justo antes de irme yo de baja. Fue por un golpe en las costillas. Como de costumbre, nada roto, pero muy doloroso y muy pesado. Tardaba mucho en pasarsele del todo. Yo ya he visto que suelen tardar bastante en aliviarse. E intentaba paliarlo con medicamentos y avisandole de que sería así. Entre mi baja y mis vacaciones, le perdí la pista. Y hoy me ha contado que le despidieron.

No le dieron ningún tipo de motivo. Así que fue por la baja. Así es la obra, me decía él, entre resignado y rabioso al recordarlo.
Y una mierda. Así es la empresa de este pueblo. Tengo muchos amigos que llevan AÑOS trabajando en el mismo sitio. Y enlazan contrato de 6 meses tras contrato de 6 meses. Ahora no pasa nada. Pero llegará el día en que pase. Y mucho.
¿Qué puede hacer un aprendiz de médico ante esto?
¿No dar la baja y que sufra el paciente?
¿No dar la baja y que le despidan por bajo rendimiento?
¿No dar la baja y que se complique algo banal?

Perra vida.

lunes, diciembre 12, 2005

Objetivo agradecimiento


¿Qué me mueve a querer ser médico? ¿Por qué se me metió en la cabeza la idea de ser médico, y por qué si volviese a nacer lo volvería a hacer? ¿Y por qué precisamente Médico de Familia?

Hace aproximadamente 14 años (la mitad de mi vida, prácticamente) nació dentro de mí la idea de ser médico. La mayoría de las personas toma la decisión de qué va a ser cuando sea mayor en un momento entre su infancia y la adolescencia. Otros, simplemente se dejan llevar por la vida. Y a otros la vida les arrolla.
En mi caso, esta certeza me vino en el instituto.

Y un buen día de repente me estaba matriculando en la facultad de medicina de Valencia, alborozado, emocionado. Los dos primeros años sí que recuerdo que me motivaba pensar que estaba estudiando para ser médico, que es lo que "siempre" había querido. Luego simplemente me motivaba aprobar. Y en honrosas excepciones, aprender.

Y de repente, estaba preparando el examen MIR. Ya se suponía que era médico, pero ahora tenía que decidir qué tipo de médico. Qué especialidad. Una tarde, hablando con mi madre, llegué a la conclusión de que siendo leal a mis ideas, la mejor especialidad era la Medicina de Familia. De eso va este post (Premio para ti si has aguantado hasta ahora).

¿Qué me motiva a ser médico? ¿Qué me hizo decidir este camino?

Si se lo preguntas a los eruditos, te hablarán de motivaciones intrínsecas, de motivaciones trascendentes. Es decir, el altruismo, la empatía, el no tolerar el sufrimiento ajeno, el sentirse bien tras ayudar al prójimo. El darlo todo a cambio de poco. Y eso es cierto. Yo quería ayudar a la gente a sanar. Esos eran mis pensamientos con 14 años.

Ahora, tras conocer la medicina que se practica en el hospital, y tras conocer la medicina que se practica en el centro de salud, mis ideas han cambiado. Son tan sólo un matiz, no un cambio de dirección. Es poco. Pero emocionalmente para mí son un mundo.

Lo intentaré ilustrar con una historia. Casi todo es verídico.

Un día estaba de guardia en el hospital, y atendí a una persona encamada. Era una señora de unos 50 años. Padecía un cáncer incurable, y estaba en "cuidados paliativos". Yo tengo la idea de que estas personas siempre que sea posible deben de morir en su casa, en su cama, rodeados de sus cosas y su gente. No al lado de otro paciente, con una cortina de por medio, con una auxiliar desagradable, y con una comida que ni siquiera se plantea comer. No en esas condiciones. No sin su dignidad. Así que me lo pienso MUCHO antes de ingresarles.
El caso es que la mujer venía porque tenía fiebre. En un paciente con cáncer, el estado de sus defensas muchas veces es precario. Y pueden descender tanto que incluso un simple constipado se les puede llevar. Así que se toman una serie de medidas. Para empezar, se les pone en una habitación individual (hay 3 en la observacion de urgencias de mi hospital), para que nadie les contagie nada.
Le expliqué que la dejaba en observación unicamente hasta saber si sus defensas estaban muy bajas o si había alguna complicación que necesitase tratamiento hospitalario. Y que de otra manera, le daría el alta. La mujer además tenía dolores por todo el cuerpo. No recuerdo si eran parte de su enfermedad o parte del cuadro febril que la trajo ese día. Pero no me andé con chiquitas y usé un analgésico muy potente, que además causa sedación. La analítica salió normal, así como el resto de las pruebas. No había nada grave. Eran las 9 de la noche. Me pasé por la habitación y tanto ella como su hija estaban dormidas. La hija se despertó ante mi presencia, y fuera, le dije que estaba todo bien, que solo era fiebre y que era lo que había que controlar, que no hacía falta ingresar. Ella lo vio bien. Hice un comentario acerca de lo plácidamente que dormía su madre. La hija me contó que pasaba unas noches de perros. Que rara vez dormía más de tres horas seguidas.
Decidí darle el alta a la mañana siguiente. Dejé el informe de alta redactado, y me costó discutir con uno de mis adjuntos. Pero la noche pasó sin novedades para mi paciente.
Por la mañana, se me había acumulado mucho la faena, y apenas intercambié dos frases con la paciente y su hija cuando les di el alta.
Pasaron los días, y volvía a estar de guardia. Era un día de perros, no estaba muy fino y encima la guardia estaba imposible. Una compañera de Oncología estaba de guardia de planta, y nos vimos en la cena. Me contó que una paciente suya estaba encantada conmigo. Yo no recordaba el nombre, pero la compañera me contó que la había atendido en urgencias por fiebre y que la había dejado pasar la noche allí. Y que había dormido como hacía mucho tiempo que no dormía. Le había dicho que si me veía por favor me diese las gracias.

En ese momento, todo el peso de la guardia se alivió. Todo el mal humor se disipó. Es el momento en que ves que lo que haces merece la pena. Es mi motivación. En mí surgió una nueva certeza. Lo que me mueve, lo que me motiva día a día es el agradecimiento del paciente. Aunque no le cures. Aunque a veces solo le alivies. Aunque siempre le consueles... nada más... nada menos. En la mirada, en un gesto, en sus palabras.

Ese es mi objetivo como médico... el agradecimiento.

martes, noviembre 29, 2005

Eleanor Rigby


Como le dije al primo carafuro en respuesta a una entrada de su blog, no iba a caer en el mismo error de la SEMFYC (Sociedad española de medicina familiar y comunitaria), que el dia contra la violencia de genero (basicamente el maltrato a la mujer) no dijo ni MU en su congreso anual.

Los medicos de familia (o proto-medico de familia, como es mi caso) vivimos esta situacion casi a diario. No es agradable. No es fácil. Pero es real. El otro día, en una jornada sobre el tema, nos dieron una estadistica aterradora. El porcentaje exacto no lo recuerdo. Pero sí que recuerdo que mi tutor y yo hicimos cuentas, y no nos salían. De nuestro cupo (tenemos unas 1900 almas a nuestro cargo), unas 80 mujeres según la estadística sufren malos tratos, bien físicos bien psicológicos. Y lo realmente aterrador en un principio podría ser que no sabemos de más de 20 este dato.

Lo triste es que de esas 20 que sí sabemos que sufren esta situación en casa... muy muy poquitas hacen o han hecho algo al respecto. Al menos 3 que yo sepa están en trámites de separación, metidas en juicios, con ordenes de alejamiento de por medio. y de esas 3 personas, tenemos a las 3 parejas en el mismo cupo. Es decir, que en cualquier momento se nos cruzan agresor y agredida en la sala de espera. Hemos pedido a la administracion que cambien de centro a alguna de las personas (lo logico sería cambiar al agresor, no?). Ya veremos qué nos responden.

Para vuestra información, deciros que la ley nos obliga al personal sanitario a cumplimentar un parte de lesiones especial si sospechamos violencia de género. En ese parte describimos tanto las lesiones físicas como el estado de animo de la persona. Se envía una copia al juzgado. Desde allí se contacta con la persona agredida, y solo con la persona agredida, para que vaya al juzgado a declarar... si quiere o puede.
Si no, se archiva.

Se nos ha enseñado que en este tema debemos de ir al ritmo de la persona agredida. Es decir, unicamente ofrecer nuestra ayuda, y la informacion de la que dispongamos. Nunca forzar las situaciones. Aunque te lo veas venir. Aunque veas paliza tras paliza. Aunque hagas parte tras parte. Es la mujer quien decide el momento. Pero sí que hay cierta información de la que generalmente no dispone la mujer, y que le puede hacer decidirse. Como la custodia de los hijos, o quién se queda en casa, o dónde voy a ir, o cómo van a evitar que me busque y me mate.

Pero muchas veces la pelota está en el alero de la mujer. El maltrato lleva a una situación que mi madre llama de "Síndrome de Estocolmo". El enganche es muy fuerte, y no siempre se ve la salida. O nunca se ve que la salida correcta es la ruptura. Es el caso de "J", una persona de mi cupo. Desde que el marido salió de la cárcel, es paliza tras paliza. Y pagarle las cogorzas. Y aguantarle día tras día. Mes tras mes lo hemos visto desde la consulta. Y hablado. Es de las personas con las que rara vez estamos menos de 15 minutos hablando en la consulta. Y hasta la última vez que vino, no se planteó el abandonarle. El emprender acciones. Esta vez, tomó la decisión. Pero no se quiso llevar el resguardo del parte de lesiones. Porque si lo encuentra el marido... paliza que te llevas.

Por eso, muchas veces nos da tanto miedo preguntar, como recomiendan, a todas las mujeres que cómo va en casa. Porque les conoces de un tiempo y temes destapar la caja de los truenos.
Pero hemos decidido afrontar esto. Ya veremos dónde nos lleva.
Suerte, "J".

martes, noviembre 22, 2005

Doctor Down


Estoy de baja laboral. La primera baja de mi corta carrera. En menos de 3 años, ya con una baja. ¿Es suficiente para crearme mala fama? Me la suda, la verdad.

La verdad es que ha sido un buen susto. Hasta ahora no habia tenido ningún golpe con el coche (solo un susto, cuando una señora decidió salir de la rotonda a través de mí, sin consultar, pero en esa ocasion no hubo colision).
La cosa sucedió de la siguiente manera. Iba en mi coche (un Ibiza nuevecito... :o( ) por la ronda oeste a trabajar. Las 8 menos cuarto de la mañana. Cuando voy llegando al primer semaforo de la rotonda con el Aljub, voy viendo que los semaforos los tengo en verde. Pero como es un cruce puñetero, que los semaforos se cierran de una forma "peculiar", no me gusta pasar rapido. Y cuando estoy casi en el cruce, a unos 30 metros mas o menos, veo un coche blanco que viene por la izquierda, despacito. Eso que piensas "Supongo que parará"... pero levantas el pie del acelerador. El coche sigue avanzando lentamente. Me da más mal rollo, y voy pisando el freno...

Y no paró en el semáforo.

Y se me cruzó por delante.

Apreté los dientes, cogí fuerte el volante y giré rápido a la derecha, para evitarlo. Conforme vi que lo rebasaba, se me pasaron varias cosas por la cabeza:

1-Puedo dar un volantazo a la izquierda, para volver a la trayectoria que llevaba. Pero a esa velocidad lo mismo vuelco... y no me apetece. Además me viene a la cabeza la imagen de mi coche golpear contra el bordillo de la rotonda y dar varias vueltas de la campana... eso tampoco me apetece.
2-Voy direccion de la rotonda, con tierra y sin coches. Eso es bueno.
3-Lo mas importante... LA MADRE QUE TE PARIO (Incluso pensé en pitar en ese momento).

Así que seguí recto, apreté aun más el volante y los dientes.

Golpe contra el bordillo de la rotonda. El coche se encabrita.
Golpe contra la señal de trafico. Aterrizo. Tierra volando alrededor.

Y la veo. Una palmera en medio de mi camino. Ahí se me vienen a la cabeza imagenes de mí mismo entrando en el hospital en camilla, ensangrentado. Y pienso que hasta aquí hemos llegado.
El último pensamiento consciente es "Cierra los ojos por si saltan cristales".

BUM! Un golpe seco.

Abro los ojos, veo borroso. No llevo las gafas y hay humo alrededor, que huele muy mal e irrita la garganta y la nariz. Los airbag han saltado (sin cocaina...). Me miro las manos, me toco la cara, me vuelvo a mirar las manos. Muevo las piernas. Al principio pienso que estoy en shock y aun no me he dado cuenta de lo mal que estoy.
Pero poco a poco me percato de que ESTOY BIEN!!!.
Sangro un poco por la nariz. Veo venir a gente corriendo. Intento salir, pero mi puerta está atrancada. Saco las llaves del contacto. Las personas ya están junto a mi ventanilla. Les oigo como demasiado lejos. Les enseño los pulgares. Intentamos abrir mi puerta entre todos... pero no hay manera. Abren la de detrás de mi lado e intentan abrirla así, o quitar el seguro, o algo... pero no hay manera. Por un momento pienso: "Vaya, ahora me tendrán que sacar los bomberos". Pero miro hacia la derecha y veo la puerta del acompañante. Tate, por ahi. Me quito el cinturon y les digo a los de fuera que voy a salir por el otro lado. Me dicen que me dé prisa. Supongo que el humo les alarma. Antes de salir, intento encontrar mis gafas. Me gritan desde fuera que no me entretenga. Pero encuentro mis gafas... o lo que queda de ellas... mas o menos la mitad.
Salgo, y miro en qué estado ha quedado mi coche, a la vez que les aseguro a la gente que está ayudandome que estoy bien. El morro chafado. El coche encima de la palmera, la he desarraigado por completo. No sé cómo, identifico al otro conductor, al del coche blanco.
Le pego cuatro gritos, dejo salir toda mi furia. Que cómo no me has visto, que mira lo que has hecho, que cómo no paras en el semáforo.
Es un chaval, y está mucho más nervioso que yo. Me dice que si tenía yo verde de verdad. Le grito que por supuesto que lo tenia verde de verdad. Me dice que es que iba con una rueda pinchada... (*#@^****!!!!!) e iba pendiente de llegar a casa, que no ha podido frenar... farfulla dos o tres cosas, y me pregunta si estoy bien. Le digo que sí, y me dice que se va a avisar a su padre y que ahora vuelve. Le digo que sí, que vale, mientras memorizo su matrícula.

Llamo a la Maettra. Estoy más alterado de lo que quiero aparentar. Lo primero que le digo es que estoy bien y que no se preocupe. (Si tu marido te llama a las 8 de la mañana despertándote y eso es lo primero que oyes... haceros una idea). Le cuento lo que ha pasado. Me dice que viene, y le pido que me traiga lentillas (no sé donde dejé mis gafas de repuesto... y para lo que veo con ellas... prefiero las lentillas). Me recomienda que llame a la policía, lo mismo que dos que pararon al verme chocar.
Llamo a la policia, llamo al seguro, llamo al trabajo...

Llega la policia. Me pregunta que qué ha pasado. Les cuento lo que ya sabéis. Me preguntan por el otro implicado. Les digo que se ha ido a buscar a su padre, pero que le he cogido la matrícula por si acaso. Me dicen que como no vuelva se le cae el pelo. Y en eso, aparece con otro chaval, más o menos de su edad. Es su primo.
Nos piden la documentacion.

Al cabo, llegan los de atestados. Cuando entro yo a declarar (entré primero), veo que llega la Maettra. Hago mi declaración, me hacen soplar (0,0%), me dan la copia. El chaval está fuera, lloroso. Ha llegado su padre. La Maettra le deja un recadito, que no debía de haberse ido. El padre refuerza el comentario.

Mientras declara el chaval, yo hablo con la Maettra. Me siento muy aliviado y más tranquilo con ella a mi lado. Son dos años casados... en algo se tenía que notar (TQM, mi fabuloso complemento!!!)

Llega el de la grua del seguro. La imagen desde donde estoy (con las lentillas puestas, ya veo!!) es pintoresca, por llamarla de alguna manera. El lado derecho del coche subido encima de la palmera desarraigada. Mira por un lado, mira por el otro. Uno de los polis de atestados se pone a mirar a nuestro lado. Será la hora tan temprana, pero el tipo no se aclara. Intenta tirar por delante. Pero conforme tracciona, el coche se va escorando peligrosamente. El poli en voz baja, y yo en mi interior coincidimos: "Que lo vuelcas... que lo vuelcas...". Un espontáneo de las casas de al lado se ha unido y está ayudando al de la grua. Decide tirar del lado izquierdo para bajarlo de la palmera. Finalmente lo baja. Pero no se aclara en la manera de subirlo al remolque. Hasta que el poli de atestados le dice que por qué no se mete en la rotonda y lo sube desde detrás.
La respuesta del gruero: "¿Puedo?". El poli: "Pues claro!!" (y en voz mas baja: "En mi vida... en mi vida...")

Finalmente, el gruero se lleva el coche tras darme el recibo y las instrucciones pertinentes. El poli de atestados (un profesional, en serio) me da el informe del otro vehiculo. Hemos oido parte de la declaracion del otro chaval. Iba con una rueda pinchada, no sabe si tenia el semaforo en rojo o en ambar... y dio positivo en el test de alcoholimetría.

El resto del día, pues paso por el hospital para el parte de lesiones y unas placas (rectificacion cervical y lumbar), y paso por el centro de salud, donde tenía guardia. Llegué sobre las 11h. Estuve trabajando hasta las 20:30h. Empecé a notar tensión en la espalda, y aunque no estaba excesivamente molesto, hablé con las compañeras y convinieron en que no me convenía dormir en un camastro. Así que vino la Maettra a por mi, y me fui a casita a dormir.

Estuve el día entero pasando moviola de lo sucedido. La palmerita llevaba cuatro días plantada, y el terreno estaba húmedo. Así que por suerte se desarraigó. Si llega a estar bien cogida... no habría más posts en este blog al menos por bastante tiempo.
Pienso que podría haber sido mucho más grave de lo que de momento ha sido. Que dentro del gran susto y preocupacion que ha sido y continúa siendo, he tenido suerte.
Mientras los daños se puedan solucionar con dinero... y los problemas físicos no sean irreversibles... esto no me supone ningún problema grave. Hoy se lo comentaba a un amigo, preocupado él por lo que podía haberme pasado. No es lo que podía haberme pasado. Es lo que me ha pasado. Lo mejor es mirar hacia delante. Y dejar todo esto atrás cuanto antes.

viernes, noviembre 18, 2005

Diccionario Medico-Paciente Paciente-Medico


Hace tiempo que no posteo nada. Por supuesto, cada dia pasan cosas que contar. Pero vamos mal de tiempo. No recuerdo la ultima vez que me levanté más tarde de las 9 de la mañana.

En fin.

Si os habeis dado cuenta, los medicos utilizamos un idioma especial (en un alarde de originalidad e ingenio, yo le llamo el "medico"). Muchas veces, el paciente enseguida se hace con la jerga y la domina a la perfeccion (incluso a veces demasiado para nuestro gusto... somos así de snobs y elitistas). Otras veces, sabiendo que no es así, andan con cuidado para no meter la pata... aunque la acaben metiendo. Y otras veces, no saben que meten la pata y hablan con una seguridad y aplomo que a la sazón (o a la espalda, o al ajillo...) acaba siendo hilarante (que da mucha risa, que parece que hoy haya desayunado el diccionario de la RAE).

Para muestra un par de botones:

"Es lo que tiene el cuerpo, que es humano" (De ésta aun intentamos acordarnos "la Maettra" y yo de quién nos la contó y en qué contexto, pero es viernes... que quereis)

Y ésta que viene a continuación me la ha contado mi tutor, orgullosísimo de haberla memorizado y haberse acordado después (no sin esfuerzo):
"En la herida de la cabesa se le hiso pus, y los medicos tuvieron que ponerle un engranaje".

Mi tutor envidia sanamente mi memoria para las coñas, las caras y los nombres (aunque se da cuenta de que olvido cosas mas importantes, como que acaban de llamar para avisar de que sube una urgencia, o que le ha llamado la enfermera para que baje a ver un paciente...). Y hoy, al poder acordarse de esta anécdota... le he visto muy feliz y orgulloso. Y aun mas cuando me he roto de risa en la consulta. Qué gran tipo, Dionís.

Y ésta no sé si la conté en el otro post "Anecdotario". Por si acaso, allí va.

Aquí en Elche la gente acostumbra a sesear (aunque somos capaces de pronunciar el sonido "Z", por ejemplo... podemos decir tan tranquilamente "SERVECICA"). Y fruto de esa peculiaridad fonética, vienen ciertos líos. Por ejemplo con la medicina de todos nuestros abuelos... EL SINTROM (Acenocumarol en médico).

Aquí la variedad de pronunciaciones en la población médica es infinita (incluso entre los médicos!!). Así tenemos los que toman (o dan) SINTRON, los que toman CITRÓN... o como los del otro día... resulta que los pacientes que toman Sintrom, se hacen unos controles mensuales, en los que se les entrega una hojita con la cantidad de Sintrom que se tienen que tomar cada día. Cuando son internados en el area de observacion de urgencias, se les pide esa hojita a los consumidores del medicamento.
El otro dia llegó un abuelito que tomaba Sintrom. Les pedí la hoja a los familiares, que me prometieron que irían a casa a por ella y me la traerían.

Horas más tarde, la familiar (hija, creo) del abuelito, me trajo un papel.... "Doctor, aquí tiene, los papeles del CITROEN" (!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!)

viernes, octubre 14, 2005

El grito


Salgo de guardia. No ha ido mal del todo. Unos cuantos hasta las 12, y como hacía el 3º turno, me fui a dormir a esa hora. Me han despertado a las 6, mas o menos... el motivo una mujer mayor que segun la celadora se quejaba mucho (..ay ...ay ...ay). Me ha dado mal rollete... una mujer mayor haciendo ay ay ay... suena a disnea, quejido espiratorio y esas cosas tan chungas que pasan.

Y no me equivocaba. Cardiópata, 80 primaveras. Hale, avisando al enfermero, que le coja una via para meterle diureticos. En eso que mi maravillosa adjunta me hace notar: "Mira, tiene sangre en el esputo". ¿Sangre? Un esputo espumoso asalmonado. Aquí un edema agudo de pulmón y aquí una pánfila. Pues no me dice al rato: "Mira, está mejor, más tranquila". Cojones... y claro que está más tranquila... como que se está desaturando. Espérate un ratico y verás lo tranquila que se queda. Después de cogerle una vía (se las ha visto y deseado el ATS) ya todo se ha acelerado. Llamada al CICU, que manda el SAMU (y aun me sé más siglas, eh?). Al llegar el SAMU, les cuento la película. Decidimos informar a la hija (que no se había despegado de mi chepa desde que habían llegado). El mismo serial de siempre:

-Doctores, díganme la verdad, que es mi madre.
-De acuerdo... su madre se está muriendo, tiene líquido en los pulmones y se ahoga.
-Por favor! Que es mi madre! Díganme la verdad.
(?????????????????)
-Vale, le diremos la verdad... se está muriendo su madre, se ahoga, tiene líquido en los pulmones. (Y así podríamos haber seguido si la pobre mujer hubiese insistido en obtener una nueva verdad... pero ya lo entendió)

Y el SAMU se llevó a la mujer, intubada y todo...

A todo esto, mientras la medico del SAMU estaba que intubo que no intubo, la celadora llega con otra historia. Ha llegado otro paciente. ¿Qué le pasa? Que dice que no para de orinar, que se pasa todo el dia orinando. Vaya por Dios. Solo quedan 15 minutos para el cambio de turno. En fin, vale de acuerdo. Que orine en un bote a ver si tiene infección de orina. Le hacemos la prueba rápida (la tira, el labstix). Sale normal. Vaya. Que pase.

Y comienza el espectáculo.

-¿Qué le pasa?
-Mire usted... yo desde hace tres años (mal empiezas, amigo) que me cogieron los médicos, que yo no quería, y me metieron mano por todo el cuerpo y me lo tocaron todo por dentro (huy... esto empieza a oler raro), y yo creo que algo dejaron mal. ¿Sabe usted?
-Hmmm...
-Y yo creo que me espían, (vale, ya está claro), porque el otro día me levanté y vi en la cama asin estirado, como un muerto, ¿sabe? y era uno de los médicos que me trataron. Porque en verdad, yo sé qué es lo que querían. ¿Se lo digo?
-Hmmm...
-Pues lo que querían era cambiarme de sexo. (Vale, amiguete, hasta aquí hemos llegado)
-
Vamos a ver, vamos a ver. ¿Usted sabe que esto es un centro de urgencias? ¿Cuál es su motivo de urgencia para venir?
-Ein? Hable mas alto que no le siento!!! (Y encima es sordo!! Que suerte tienes, tio!! Qué las das??!!).
-
(A gritos) Que qué le trae esta mañana a URGENCIAS??!!
-Pues mire, mire, que no paro de orinar! Y es que me levanto, orino, y cuando estoy seco... (en ese momento es cuando adopta la pose del cuadro arriba expuesto, "El grito", de Munch, y grita).... aaaaaaaahhhhh!!! Me da como mucha rabia. Porque los hijosdeputa de mis hijos se han quedado en casa durmiendo y yo aquí sufriendo.

Como caso clínico no está mal, verdad? Diagnóstico y tratamiento? ¿Qué dirían los libros? ¿Y los expertos?

Os contaré qué hice yo. Le conté que lo de orinar mucho, es urgente si es una infección que hay que tratar. Que si no, lo tiene que ver el médico de cabecera, que empieza consulta precisamente dentro de una media hora. Así que si tiene la bondad de esperar fuera hasta que abran el centro, lo atenderán enseguida. Hale hale, sí, sí, lo entiendo, huy sí, que malos sus hijos.

Vamos... lo que se dice pasar el mochuelo... o como decían en aquella novela "La casa de Dios"... acicalar y largar. Bonita papeleta para el medico de cabecera. Pero la mayoría de las veces, estos pacientes son ultraconocidos y esto no es nada nuevo. Así que el señor se sentó en un banco a esperar a su médico de cabecera, que probablemente en estos momentos se acuerde de mi... y no precisamente con cariño.

Epílogo: Cuando me iba en mi coche... veo de nuevo al hombrecillo... hablando con la celadora que entraba de turno y estaba con el cafelito de máquina y el cigarrito previo a comenzar el trabajo. Me digo ¿y éste qué le estará contando a la celadora? Y en esas, que lo vuelve a hacer. La perfecta interpretación de "El grito" de Munch. Ah... ya sé por dónde va. Mentalmente, le deseo ánimo, comprensión y paciencia a la celadora.. no le deseo fuerza que lo mismo le mete una ñespla y lo encaloma. ... ya falta poca historia, tranquila...




jueves, octubre 13, 2005

Anecdotario

Una de las ideas al montar este blog, era la de compartir anécdotas, historietas y palabros aprendidos de otr@s compañer@s medic@s, enfermer@s, celadores/as y demás población médica incluyendo ese filón que son nuestros pacientes.

De momento añado las últimas entradas. Ya iré editando conforme me acuerde de anteriores y recopile nuevas.

"Doctor, recéteme usted los protestantes del estógamo"

"Me tomo para la ritmia esa que me da, las caticardias esas, el ACUAPARK (nota: se refiere al APOCARD)"

Y os iba a contar como anécdota lo que me pasó en verano, la noche del 14 al 15 de Agosto. Me despiertan para atender a una mujer, afecta de picaduras de mosquito (4). Le pregunté que cual era el problema, que si era alérgica o algo. Me respondió que no, pero que le picaban mucho...
Pero es que esto ya no es una anécdota. La última guardia en Centro de Salud atendí a dos niños por lo mismo (los padres se alarman de que una picadura se inflame).
País...

Espero tener algún visitante que aporte algo (aparte de Camaleon, primera persona en contribuir con algo). Valen anécdotas de todo tipo, profesion y credo.

Salud!!

Pinturas tridimensionales

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

miércoles, octubre 12, 2005

Octa ya no busca trabajo!!

Pues si, al bueno del futuro papá de Carolina... le han dado curre!!
Dice que trabajará desde casa. Como dice Peibol... será una linea caliente?
Yo añado: conseguirá que sepamos en qué trabaja... o será un curre tipo Chandler?

ENHORABUENA CAMPEON!!!

Cruz de navajas

Ahora trabajando me siento mas seguro.

Resulta que a un compañero el otro dia en la guardia un pavo le puso una navaja al cuello. ¿El motivo? Que no le gustó la respuesta que le dio el bueno de Víctor. El hermano del kinki en cuestion estaba en observacion. Y claro, como todo el mundo sabe mogollón de medicina (sobre todo las madres), pues el tipo le pidio nosequé prueba o tratamiento.
(sabeis la cantidad de gente que entra en urgencias pidiendo resonansia, escaner, Tac o Ecografia? Radiografia no lo piden, porque es lo minimo... como que va incluido en el precio)

Y Víctor que no, que no le va a dar tal tratamiento o hacer tal prueba o ingresarlo... quienes conocemos a Victor sabemos que en absoluto va a ser grosero, malencarado o maleducado con nadie. De hecho a veces se pasa de bueno.

Pues eso, al tipo no le gustó la respuesta y le puso la navaja al cuello.

¿Que hizo Victor? Lo que cualquier hijo de vecino: NAJAR. Se piró para la salita y llamó a seguridad. Puso su denuncia, y juicio rapido.

Activo tono ironico:

Menos mal que el colegio de medicos nos ampara, y nos pone abogados y todo corre a su cargo... como pone en los carteles que nos mandaron...

Pues no. El pobre hombre llama al colegio y le dicen que los abogados estan ocupados con otros casos. Que no se preocupe que eso es facil. Y asi se quedo el pobre Victor. Solo y desamparado ante la ley.
Por suerte, el hospital reacciono a tiempo, le busco una cita con el colegio de medicos donde le dijeron lo mismo pero a la cara... y al final el abogado del hospital acompañará al compañero.

Reacciones por parte del servicio de urgencias: pedir que haya un segurata fijo en la puerta.

En fin...


lunes, septiembre 26, 2005

Declaracion de Intenciones (Enguivuck)

Cuando coges la hoja de la bandeja, ves la edad y tuerces el gesto. “Ochenta y siete años, vaya mierda… a ver que tiene el “abueloma” este”. Llamas por megafonía, dos, tres veces, no te responde. Vas a buscar a un celador para que te busque al paciente, que piensas que estará sordo, fumando, en el aseo o a saber qué. Cuando levantas la mirada de la hoja de urgencias, ves a una señora muy mayor en medio del pasillo sin saber muy bien qué anda buscando.

Te acercas a preguntarle si le puedes ayudar, seguro que estará buscando la cama ventialgo y para variar se habrá extraviado. Pero no, es la mujer del paciente que buscas, que viene a decirte que está en la cama que hay en medio del pasillo. “Fenomenal” es lo que viene a tu mente, ironizada a base de guardia tras guardia.

Acompañas a la mujer hacia la cama, a echarle un vistazo y ver “de qué se le acusa”. Observas a un hombrecillo sudoroso, consumido, pálido. Hay algo que te dice que éste se va a quedar en el hospital, que no va a ser un alta fácil ni rápida. Otra cama más en observación de la que estar pendiente.

Cazas un celador al vuelo, para que te pase la cama a un “box”. Por el camino, sin mirarle a la cara, le preguntas a la mujer por el motivo de venir a urgencias. La mujer te dice que lo encuentra raro, que no está bien. El tipo de respuestas que más te gusta, “¡Premio a la concreción!”. Una vez en el box, te instalas en el taburete y comienzas a preguntar a la mujer por los antecedentes del hombre. No te sorprende la cantidad de medicamentos que trae en una bolsa, ni la cantidad de medicamentos que desconoce para qué toma. Rellenas la solicitud del historial antiguo, con ese tono resabido que te dan tus dos años en urgencias, y por fin te centras en el paciente.

Lo exploras de arriba abajo, y el hombrecillo es un “ay” por todas partes. No consigues centrar la exploración en algo concreto. Solo esa vocecilla en tu interior diciéndote que algo no marcha del todo bien. El hombrecillo está muy ansioso. Te acabas de dar cuenta de que la mujer no ha dejado de parlotear durante toda la exploración. Ha contado todo el desarrollo de tu paciente, salpicado de miles de detalles intrascendentes. La suma del nerviosismo de un sitio al que nadie gusta de ir, más la preocupación por su marido, más su consciente ignorancia de los temas médicos… pero no deja de irritarte.

Le pides más o menos de todo. Has captado un par de síntomas que serán por los que te guíes. Por lo menos poner algo de tratamiento.

Cuando sales del box en busca de una enfermera, la mujer te sigue, te mira a los ojos con gesto de aplomo y te hace la pregunta: “Dígame la verdad, doctor… ¿se pondrá bien mi marido?”. La pregunta. Eres médico, no adivino, como tu orgullo grita desde dentro. O quizás es la impotencia.

Le dices que eso esperas, que vamos a ver las pruebas, que si el tratamiento le hace bien… evasivas, lo sabes bien. Porque la verdad es que ya no sabes qué pensar. Has visto de todo, ya casi nada te sorprende. Pero esa voz sigue punzando en tu conciencia… aquí hay un piloto rojo encendido y no sabes cuál.

Sales del box una vez la enfermera ha empezado su trabajo y te desentiendes más o menos del paciente. Sigues viendo pacientes durante tres horas más, hasta que por fin te puedes permitir irte a cenar algo. No has descansado ni un momento y el parón se agradece. Cuando tomas el café y se produce ese silencio entre tus compañeros, empiezas a repasar lo que tienes en observación. Te acuerdas de la parejita, que ahora recuerdas a quién te recordaba: a Énguivuk y su mujer, la pareja que cura a Atreyu y Fujur en “La Historia Interminable”. Ríes entre dientes. Empiezas a darte cuenta de que llevas 3 horas sin saber de ellos, ni ellos de saber de ti. Por un momento haces eso tan peligroso de ponerte en su lugar. Y no te hace nada de gracia. Los remordimientos te hacen levantarte, aunque aun te quedan 10 minutos de descanso.

Te acercas directamente a la cama de observación que tú mismo les has buscado. El hombre tiene mejor cara. Le saludas con cariño, le preguntas que qué tal está. Contesta que un poco mejor. Mantienes uno o dos minutos una conversación con ambos, explicándoles lo que has pedido, por qué, qué tratas de descartar. Les prometes que en cuanto sepas algo de las pruebas se lo dirás.

Te acercas al control de enfermería, y preguntas si han dado mucho la vara tus pacientes. Contestan que en absoluto. Coges la carpeta del paciente, revisas los análisis… todo normal, dada la edad del paciente. Al ver la radiografía del pecho… “Vaya”. Ya no corres a enseñarles a tus compañeros tu hallazgo, aunque es de libro, como hacías hasta la semana pasada. Ya no tienes ganas. Te viene a la mente el tecnicismo que lo describe, seguido de la traducción a un lenguaje médico corriente, seguido de la traducción a un lenguaje más común: “Vaya mierda”.

No hay tratamiento que puedas dar ahora. No hay más pruebas que puedas pedir ahora. No hay más prueba ni tratamiento que comunicárselo al paciente y a su mujer.

Te tomas unos minutos para prepararte, saber más o menos qué decir, cómo decirlo. Puedes mentir como un bellaco, puedes suavizar la información, darla incompleta, como cuando le dices a un señor con cáncer que tiene una inflamación. Pero eso no le va a quitar la enfermedad al paciente.

Vaya mierda.

Por fin, te armas de valor, coges la carpeta y acudes a la cama de tu paciente. El “abueloma”. Énguivuck. Te sonríe al verte llegar. Le preguntas si te puedes sentar en su cama, a su lado. Sonríe aún más y asiente, encantado. “Cómo no, doctor”. Le vuelves a preguntar cómo se encuentra. Vuelves a interrogarlo sobre los síntomas de las últimas semanas. Ahora el interrogatorio es más dirigido, sabes qué buscar. También estás más concentrado, ya sin prejuicio ni influencia externa… que no sea la gravedad de la enfermedad que le vas a decir que padece.

Respiras hondo. Miras a los ojos de tu paciente, a los de su mujer. En los de la mujer observas un sutil cambio. Te das cuenta de que se ha percatado de que vienen curvas. No lo demoras más. Intentas suavizarlo, pero lo dices tal cual, sin ambages ni engaños de ningún tipo. Les explicas que el ingreso es necesario para el estudio, para intentar saber exactamente de qué se trata, para tratarlo de forma adecuada. No obtienes respuesta. La atención la has perdido desde que has dicho lo más importante. Lo que ellos han asociado al momento con la gravedad del asunto. Murmuras un “lo siento”, les dices que vas a cursar el ingreso, que cualquier cosa que necesiten de ti, que la pidan… pero es inútil. Se están mirando el uno al otro, con las lágrimas a punto de brotar de sus ojos. Es el momento de dejarles solos, lo entiendes perfectamente.

Cursas el ingreso, afanoso por olvidarte cuanto antes de esta historia. Aun te quedan unas ocho horas de guardia. El trabajo, forzosamente, te hace dejar a un lado el recuerdo. Pero a la mañana siguiente, tras dos horas de incómodo sueño, el primer recuerdo es para ellos. Al bajar de nuevo a urgencias, descubres que les han subido ya a planta. Vas a desayunar, donde coincides con un especialista de la planta donde les has ingresado. Aprovechas para comentarle el caso. Tuerce el gesto. “¿Ochenta y siete años? Eso es ya para paliativos”.

Pasan los días, las semanas. Vuelves a estar de guardia. Coges una hoja. Es una señora de ochenta y pico de años. Resoplas, llamas. Cuando la mujer viene por el pasillo, la reconoces al instante. Es la mujer de Énguivuck. La saludas con cariño, la pasas a una consulta y le preguntas por su marido, aunque al ver el luto ya sabías la respuesta. Duró una semana. Cogió una infección hospitalaria, y no lo superó. Le das el pésame. Ella, para tu sorpresa, te agradece el trato que les dispensaste cuando estuvieron aquél día. En esta ocasión sí es un alta rápida. Un dolor muscular.

Si lo piensas bien, no hiciste absolutamente nada por esa persona. Le pediste, por pedir, una radiografía. Encontraste por casualidad algo feo. Lo ingresaste aun sabiendo que no se podía hacer nada. Falleció por una infección que contrajo en el hospital.

Si no le hubieses pedido la placa, a lo mejor no le hubieses ingresado, y a lo mejor hubieses vivido algo más. ¿Cuánto? No lo sabes. Pero probablemente hubiera podido fallecer en su casa, con su gente.

Lo vuelves a pensar bien, y te das cuenta que lo que queda realmente es el trato que le das a la gente. Pero eso no te lo ha enseñado ninguna asignatura de tu carrera.

Una vez más, la mente te lleva al diagnóstico que diste: Vaya mierda.

Presentacion

Soy un friki... y lo peor es que soy un friki atipico. Friki doble.

Quizás no es la mejor manera de presentarse. Borra eso.

Soy un MIR (¿eso qué es? Un médico en formación). Si todo va bien, en menos de un año, seré un médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Vamos, un Médico de Familia. (Médico de cabecera, de los médicos de toda la vida).

Quizás estás leyendo esto y tienes la misma cara que los pacientes de mi tutor cuando me presenta. Para no liarlos, les decimos que soy su ayudante. Porque todos ponen la misma expresión de terror... (entre de terror y de resignación, diría yo) al preguntarle al bueno de mi tutor "¿Pero es que se va usted?".

Es mi tercer y último año de residencia. Lo pasaré completamente en la consulta de un médico de familia, en un centro de salud de Elche, mi ciudad (con alma de pueblo). Y quiero aprender... y no solo de medicina.

Quiero contar aquí mi último año de residente, las chorradas que se me ocurran (que son muchas, ya vereis), mis dudas, mis paranoias...

Nos iremos conociendo, espero. Irás viendo que soy un "tastacaldos"... me interesan muchas cosas... y la verdad es que profundizo en pocas. Porque además soy un poco vaguete.

En fin... SALUD!!